Las lluvias terminaron por derribar parte de la pared, lo que ocasionó daños en una sepultura y amenazaba nuevos derrumbamientos. Los numerosos voluntarios que respondieron al llamamiento retiraron el escombro y apuntalaron un trozo de pared también dañado.



El alcalde pedáneo se comprometió a reconstruir poco a poco la pared derribada y el párroco a costear los materiales necesarios como arena y cemento.



Este fue un ejemplo más de lo mucho que entre todos podemos hacer tanto por el pueblo como por cada uno de los vecinos que nos necesiten.


Febrero-2016


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